Hoy me acompaña mi amigo "Reimon", un sufridor incombustible al que le da lo mismo pasar una hora que 10 a lomos de su Cannondale y un conocido de otras salidas que hará su primera ruta con nosotros, "Isi", una lagartija de la bici al que sólo le gusta subir por las rocas y tirarse entre las piedras.
Era la primera vez que Isi hacía esta ruta, así que con las primeras pedaladas ya empezó a "rajar": "a ver por dónde me metéis", "no me vayáis a dar una paliza"... Pero nada, para Isi esta salida fue como llevar a un niño al Parque de Atracciones.
Salimos en dirección a la depuradora y, cruzando la carretera, pasamos por las dos puertas metálicas (como ya os conté el día de la salida Manzanares-Soto), pero al llegar al punto de bajada hacia Soto del Real, torcemos a la izquierda y empezamos la subida en dirección a Miraflores. Cruzaremos por varios pasos con pequeños riachuelos que resultan de lo más traicionero ya que a veces bajan con mucha fuerza y es complicado atravesarlos. !Mucho cuidado en invierno y en época de lluvias si no queréis dar la vuelta antes de tiempo!
Isi sigue a lo suyo, impartiendo una lección magistral sobre bicicletas. Hablar con él es como consultar una "enciclopedia" y si algo no lo sabe, sin problemas... se lo inventa ante nuestro desconocimiento.
Llegamos al cruce que nos sube hasta el Restaurante Jacaranda y una vez que lo pasamos, llegamos a un cruce donde tomaremos el camino de la izquierda
Ya se empieza a notar la subida. Nos encontramos con un pequeño cortijo que tiene una llamativa puerta azul y a su lado derecho vemos un pequeño paso por encima del puente en el que es necesario bajarse de la bicicleta (si alguno ha conseguido pasarlo sin apearse de su "montura" que nos lo comente y nos cuente la fórmula).
Ya pasado el puente seguimos subiendo hasta la valla que corta el carril. Pasarla por encima o por debajo, queda al gusto de cada uno, que no todo van a ser imposiciones
Llegados a este punto y con tanto calor, decido quitarme el casco, ante las recriminaciones de mis compañeros. Ya sé que no se debe hacer pero es que sin tanto calor subo mucho mejor
La subida cada vez es más pronunciada y nos lleva hasta un nuevo cruce por donde bajan casi todos los que se dirigen a La Hoya de San Blas.
Sin embargo, ese no es nuestro destino, por lo que les comunico a mis compañeros de fatigas que tendremos que elegir el carril de la derecha lo que despierta un nuevo aluvión de protestas (claro, por eso te has quitado el casco, ya sabíamos que alguna nos habías preparado).
No nos queda más remedio que seguir subiendo. Para animarles (a ellos y a mí mismo) les digo que son 20 minutos, aunque al final se nos puso en 30 largos. Pero mereció la pena llegar a la cima y ver las fascinantes vistas como recompensa
La bajada no estuvo exenta de complicaciones. A 500 metros de la cima hay una trocha marcada muy bien por dos iconos de piedra. Mis recomendaciones son que bajemos (de nuevo con el casco, por supuesto), con el sillín bajado a tope y sin calas. !Que no se le ocurra a nadie bajar por esta trocha enganchados! y llegó el momento de gloria para Isi, que divirtiéndose como un niño, bajaba como si llanease, pegado al suelo como una lapa
Fueron 10 minutitos de bajada, a un buen ritmo, y llegamos al carril que nos conducirá directamente a Soto.
Subimos a la Presa de Manzanares, como en recorridos anteriores, y por fin sólo nos queda la cuesta que nos sube al pantano antes de dejar la bici, al menos por siete días.
Yo terminé molido; Isi, roto y Reimon, como siempre, preguntando que si mañana salíamos otra vez.
Total de la ruta, 5 horitas para unos 70 kilómetros, la mayoría de subida. Una buena paliza, como habíamos prometido.
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